Es
decir, ese caballero, me estaba pidiendo que le firmara una licencia para matar
a la fauna silvestre por razones deportivas.
Respire profundo y le dije, que las cosas ahora habían cambiado, y que
yo no estaba de acuerdo en permisar nada que pusiera en peligro nuestra ya
menguada fauna silvestre.
Decidí
llamar al Gobernador, mas por conocer esa supuesta afición a la caza, porque
igual, primero muerto antes que darle a
ese señor una autorización para matar animales indefensos en el Estado.
El
Gobernador, siempre con su amabilidad me atendió la llamada y de una vez le
dije: aquí está un General que dice ser amigo suyo y me está exigiendo que le
firme un permiso de caza deportiva para el año en curso y de una vez aclare:
cosa que no pienso hacer por ningún motivo, dígame por favor cuál es su opinión
al respecto?. El Gobernador, duro unos
segundo sin responder y luego me dijo, bueno Lenin, si el permiso es solo para
matar moscas y mosquitos tu por favor considéralo y de una vez cortésmente se despidió.
Con
las mismas mire de frente al General, que ya tenía como cara de satisfecho por
hacer gala de su amistad con el Gobernador y le dije: mire amigo, mientras yo esté
aquí, en esta responsabilidad, olvídese que usted tendrá algún permiso para
caza deportiva ni para nada relacionado con ningún tipo de caza. No me importa si esos permisos lo contemplan la Constitución Nacional u en otras leyes. Y
me fui a la oficina a seguir con mi trabajo.
A lo lejos escuchaba algo como un eco que decía: … “esto no se va a
quedar así, ya vais a ver quién soy yo, tú no sabes con quien te estas metiendo”…
yo soy …
Lenin Cardozo