Llegue al aeropuerto de Rio Hacha, y tal como habíamos convenido me
esperaba un taxis que venía desde Maracaibo.
El señor se presentó, se llamaba Fernando, de entrada me pareció bien
profesional y a diferencia de casi todos los demás taxistas nada de preguntas
ni personales ni de políticas. En el
camino le pregunte como era la situación delictiva entre el paso de Colombia a Venezuela, más que por buscar
conversación era por la preocupación de esa vía tan solitaria. Me dijo que no había que temer, que más
peligroso estaba Maracaibo y me conto que estaba saliendo de una convalecencia
recientemente de tres tiros que le dieron dentro de una panadería para robarle
el carro. En los detalles me dijo, que
llego en su camioneta y no se percató que lo venían siguiendo, entro a la
panadería y dentro de la misma le
llegaron y le apuntaron para que entregaran las llaves. Involuntariamente corrió dentro de unos de
los pasillos y se calló y en el suelo le dispararon unos de los tiros le dio de
rebote y los otros fueron en el brazo y en la mano. Los delincuentes salieron corriendo, el cómo pudo fue a su camioneta y le dijo a uno de los que
atendían en la panadería que lo acompañaran a la clínica porque no podía
manejar y apenas llego a la puerta de la emergencia se desmayó dentro del
vehículo.
Despertó tres semanas después,
tiempo que estuvo en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), los médicos le
dijeron que fue un milagro porque nadie sobrevive a tres disparos. Yo le dije que realmente corrió con mucha
suerte y que bueno le deseaba lo mejor en esta nueva vida que ahora tiene,
porque definitivamente volvió a nacer.
En ese momento estábamos llegando ya a la frontera y dejamos de
conversar para entregarles a los guardias las identificaciones.
Y al arrancar
de nuevo me dijo … pero la mejor parte
no le he contado.
Con asombro lo
mire y le dije entonces cuénteme hermano. Me dijo, que aun cuando toda su familia fue
enterada, porque en la panadería estaba uno de sus vecinos y vio todo lo que
sucedió, en el cuarto a donde lo pasaron al salir de la UCI, no había nadie
esperándolo y así paso la primera
semana, luego le llego el hijo mayor con dos maletas y le dijo, aquí te envía
mama y te manda a decir que no regreses
a la casa porque allá nadie te quiere y con las mismas las dejo y se fue. Las enfermeras que lo atendían se reían pero
él no entraba aun en razón y desconocía lo que estaba pasando y fue cuando una
de ellas se le acercó y le dijo: “esta metidos en serios problemas”. Y fue
cuando le conto, que mientras lo estaban operando una joven lloraba desconsoladamente
en las afuera de la sala, se presentaba
como su mujer y en ese mismo lugar estaba su esposa y sus hijos esperando también el resultado de la operación.
El cuenta, que
también en la panadería estaba un conocido de la joven a quien veía pero muy
esporádicamente y que no era para tanto, es decir, para decir que era su mujer,
pero bueno son cosas de mujeres y ya no había nada que hacer. La joven fue la primera en llegar y no se
despego hasta que paso el peligro. Luego
llego en la segunda semana y como ya le daban de alta, el le dijo que como no
tenía a donde ir que si lo podía dejar llegar a su casa hasta que se
recuperara.
Finalmente
cuenta, que la joven tenía serios problemas de convivencia y en la segunda
semana le dijo que ya no lo quería tenerlo como marido y con las mismas recogió
sus maletas y se fue a casa de su mama. Su esposa a los meses lo perdono y bueno ya
lo ocurrido es historia pasada.
Lenin Cardozo
Lenin Cardozo
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