Cada vez que
coincidía con Luis le escuchaba hablar con mucha emoción sobre cada cosa que le
hacía a la casita, así la llamaba él, pero de casita no tenía nada. Realmente me contagiaba su entusiasmo. Con lujos y detalles contaba como hizo el
porche, la segunda planta y detalles a más no poder sobre los jacuzzis en los
baños y de la piscina.
Por cosas de
trabajo me ausente un tiempo de la ciudad, para ser exacto dos años, y por suerte de la vida a mi regreso entre
las primeras personas que me tope fue a Luis.
Y como un reflejo natural le pregunte: Luis y como van las construcciones
de la casita?. El me miro como extrañado
y me dijo que se había separado de la mujer, que vivía alquilado en una pieza y
que no había vuelto más por allá. De una
vez me hizo la corrección, que si había regresado recientemente y que la mujer
ya tenía un tipo metido allá (en la casita) y que lo vio con los shores puestos
y las chancletas o cotizas que había dejado.
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