Iba demorado
de clases en el Conservatorio, el profesor de Contrabajo llego tarde, pero
disciplinadamente dijo su clase completa y eso me retraso y seguramente
perdería la cena, aun cuando siempre le
decía a la señora que cocinaba que me esperara antes de cerrar el negocio o me
la guardara. Caminaba lo más rápido
posible para llegar a la parada de los carritos de Veritas (en Maracaibo, es la
única ciudad de Venezuela donde aún carros particulares de 5 puestos prestan
servicio de transporte público). Entre
el Conservatorio y la parada de los carritos estaba la Plaza Bolívar y allí
estaba ella sentada en una de las bancas y al pasarle por un lado me llamo, …
hey tu que llevas ahí?, se refería al estuche del arco del Contrabajo, me detuve y le explique que estudiaba música
y que mi instrumento usaba también un
arco como el de los violines. Me dijo
con mucha emoción que le parecía muy interesante lo que estudiaba y que ella hacia
teatro, me contó además que ella siempre
había sonado estar a la luz de la luna bailando y hacer siluetas con su cuerpo
mientras alguien como yo tocaba un Contrabajo.
Me agarro la
mano y me jalo para que me sentara a su lado y seguía explicándome todas las cosas
hermosas que juntos pudiéramos hacer al unir esas dos artes, la escénica y la
musical. Tiernamente me abrazo mientras
seguía describiendo lo bello de este encuentro.
Realmente yo estaba sonrojado, no podía ocultar todas esas cosas
maravillosas que estaba sintiendo, también me imaginaba tocando el Contrabajo y
ella a mi alrededor expresándose.
En eso se
escucha a lo lejos llegar un carro en muy mal estado, sonaba durísimo creo que
tenía el escape dañado, y ella al verlo le pego un chiflido descomunal, yo
nunca pude aprender a chiflar así, sé que se meten dos dedos a la boca y el
silbido que sale es durísimo. El chofer
al verla dio un frenazo que casi se termina de esperolar el carro. Ella le grita como con rabia: … “me tenéis
aquí esperando como una tonta más de una hora” y el también gritado le dijo: ..
“es que esta verga no quería prender”(refiriéndose al carro). Ella salió corriendo hacia el carro casi en
viaje (es decir, el carro nunca se detuvo), se montó de un solo trancazo y
aceleradamente arranco la chatarra esa y en segundos se perdieron de vista. No le dio tiempo de despedirse. Ese día me acosté sin cenar ya que se me
hizo muy tarde y casi con despecho porque en menos de dos horas encontré y
perdí un amor de plaza.
Lenin Cardozo
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